Delicadeza

La doctrina que nos trajo Jesús fue rompedora por muchas razones: fue rompedora por su sencillez; fue rompedora por la cercanía con la que nos invitó a tratar a ese Dios que, sobre todo, es Padre; y fue rompedora por dar cabida en ella a todos aquellos que, por uno u otro motivo, – pecadores, endemoniados, leprosos o prostitutas – habían quedado al margen de la sociedad: porque “no tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos” (Evangelio Mateo 9,12).
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