La frase que da título a este post es del papa Francisco. Yo se la oí por primera vez en unas palabras que dijo con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud de 2013 en Río de Janeiro y me gustó mucho, porque creo que es una expresión «con tirón», muy plástica y muy inspiradora.
¡Hagan lío! es una invitación a que salgamos a dar testimonio ahí afuera. La vida de parroquia, la vida de retiros espirituales o la vida de los grupos de oración es estupenda para fortalecer el alma, pero el Evangelio donde tenemos que vivirlo es en la calle y en la vida diaria, con todas sus rutinas y todas sus ataduras. El Evangelio donde hay que hacerlo vida es en nuestras casas, en nuestros trabajos y en nuestros vecindarios, porque es algo que tiene que ir con nosotros, estemos donde estemos. Es ahí afuera donde estamos llamados sal de la tierra y luz del mundo, cada uno con los talentos que tenga.
¡Hagan lío! es una invitación a que salgamos de nuestra zona de confort; ese espacio conocido en el que nos sentimos seguros y cómodos, porque en él nos acompañan personas que piensan como nosotros y tienen valores afines a los nuestros. Francisco nos invita a salir de nuestra pequeña burbuja, a mezclarnos con todos y a correr riesgos.
Jesús no buscó durante su vida en la tierra rodearse de sus pares. Los hombres a los que escogió como apóstoles eran en su mayoría pescadores, personas sencillas que vivían de su trabajo y que no destacaban ni por sus virtudes ni por su nivel cultural. También quiso incorporar en sus filas a Mateo, recaudador de impuestos. Y tras su muerte y resurrección llamó a ellas a Pablo, nada más y nada menos que un perseguidor de cristianos.
Por otro lado, su vida y su corazón lo ocuparon preferentemente las personas más vulnerables, muchas de ellas al margen de la sociedad.
La diversidad enriquece enormemente esta querida Iglesia nuestra, en la que tenemos cabida todos los que queremos hacer vida el Evangelio.
¡Hagan lío! es una invitación a que salgamos de la mediocridad: esa ley del mínimo esfuerzo con la que, lamentablemente, muchos de nosotros nos conformamos. No basta ni con salir del paso ni con «cumplir»: la nuestra es una religión de compromiso, es una religión de máximos en la que se nos invita a darlo todo. Nosotros tenemos que poner nuestros cinco panes y dos peces y desde el Cielo harán el resto.
No intentemos hacer piruetas para tratar de hacer compatible en nuestra vida el estilo del Cielo y el estilo del mundo porque no es posible: la lógica del Cielo y la lógica del mundo son contrarias, porque las rigen principios diametralmente opuestos. Y no se puede servir a dos señores.
¡Hagan lío! es una invitación a que salgamos a luchar por nuestros valores, aunque ya no estén de moda y nos obliguen a ir contracorriente. Y a que lo hagamos sin medias tintas, sin complejos, sin intentar quedar bien con todos. Debemos hacerlo de manera valiente y orgullosos de ser lo que somos.
El Evangelio y sus valores es el regalo más bonito y más grande que podemos dar a cualquier persona; es algo que transforma la mirada, cambia la vida de una manera radical y acerca enormemente a esa ansiada felicidad, que habitualmente se busca donde nunca, nunca, nunca se podrá encontrar.
Estas fueron las palabras de Francisco en aquella Jornada Mundial de la Juventud de 2013.
La imagen es de Vytautas Markūnas SDB en Cathopic
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