«Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos»

Evangelio del día 10 de marzo de 2023 – Mateo 21, 33 – 46

En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: «Escuchad otra parábola: “Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cayó en ella un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. Llegado el tiempo de los frutos, envió sus criados a los labradores para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro y a otro lo apedrearon.
Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último, les mandó a su hijo diciéndose: ‘Tendrán respeto a mi hijo’. Pero los labradores, al ver al hijo se dijeron: ‘Este es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia’. Y agarrándolo, lo sacaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores?”». Le contestan: «Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores que le entreguen los frutos a su tiempo». Y Jesús les dice: «¿No habéis leído nunca en la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos».
Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos.
Y, aunque intentaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta.

La imagen es de pexels en pixabay

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A mí, personalmente, tengo que reconocer que me encanta llegar a Dios por el amor y así lo propongo habitualmente a quienes quieran leer estas reflexiones, desde las que trato de invitar a la relación estrecha, al cariño, a la confianza y a que nos comportemos como hijos con el Padre.

Pero no conviene robar páginas al Evangelio y quedarnos de él con lo que más nos gusta o más nos reconforta. Porque el Evangelio es un todo que tiene su sentido como tal. En él se detalla cómo al final de nuestros días seremos juzgados por el amor. Y no son pocas las ocasiones en las que habla del castigo que sufrirán quienes durante su vida en la tierra no se ocupen los demás.

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