«José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo»
Evangelio del día 8 de septiembre de 2022 – Mateo 1,1-16.18-23
El nacimiento de Jesucristo fue de esta manera: María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era justo y no quería denunciarla, decidió repudiarla en secreto. Pero, apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo: «José, hijo de David, no tengas reparo en llevarte a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados.»
Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por el Profeta: «Mirad: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo y le pondrá por nombre Enmanuel, que significa «Dios-con-nosotros».»
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San José fue un hombre bueno. Buenísimo. Jugó un papel clave en la vida de María y en la vida de Jesús y, por lo tanto, en la historia del cristianismo. Fue un hombre de Fe, coherente con ella, valiente y fiel a Dios: un buen día le dio su «sí, quiero» y lo mantuvo para el resto de su vida.
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