«Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías»
Evangelio del día 6 de agosto de 2022 – Lucas 9, 28 – 36
En aquel tiempo, Jesús cogió a Pedro, a Juan y a Santiago y subió a lo alto de la montaña, para orar. Y, mientras oraba, el aspecto de su rostro cambió, sus vestidos brillaban de blancos. De repente, dos hombres conversaban con él: eran Moisés y Elías, que, apareciendo con gloria, hablaban de su muerte, que iba a consumar en Jerusalén. Pedro y sus compañeros se caían de sueño; y, espabilándose, vieron su gloria y a los dos hombres que estaban con él. Mientras éstos se alejaban, dijo Pedro a Jesús: «Maestro, qué bien se está aquí. Haremos tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.» No sabía lo que decía. Todavía estaba hablando, cuando llegó una nube que los cubrió. Se asustaron al entrar en la nube. Una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el escogido, escuchadle.» Cuando sonó la voz, se encontró Jesús solo. Ellos guardaron silencio y, por el momento, no contaron a nadie nada de lo que habían visto.
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¡Qué bueno es que estemos aquí!

Uno de los pasajes, en mi opinión, más extraordinarios del Evangelio es el que relata cómo Jesús se aparta a un monte a orar, se transfigura y conversa con Moisés y Elías, quienes comienzan a preparar su corazón para la pasión que iba a vivir. También se hizo presente en el encuentro el mismísimo Dios Padre. Y todo ello tuvo lugar en presencia de tres de los apóstoles: Pedro, Santiago y Juan.
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