
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo
Evangelio Mateo 6, 7 – 15
Dijo Jesús a sus discípulos: «Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así: Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga a nosotros tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo, danos hoy nuestro pan de cada día, perdona nuestras ofensas, como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden, no nos dejes caer en la tentación, y líbranos del mal. Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».
La imagen es de John – Mark Smith en pexels
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Pedir perdón

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Con algunas de las decisiones que tomamos acertamos y con otras nos equivocamos, formando los errores parte de la vida misma, de nuestro crecimiento y de nuestro aprendizaje. De esos errores que cometemos tienen especial importancia, en mi opinión, los que implican descuidar, tratar mal u ofender a los demás.
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