«No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espada»
Evangelio del día 17 de julio de 2023 – Mateo 10, 34 – 11, 1
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: «No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espada. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa. El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mi; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mi no es digno de mi; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mi. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mi, la encontrará. El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo. El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, sólo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».
Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.
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Una paz mal entendida

La paz entre los pueblos y la paz entre las personas, muchos de nosotros la asimilamos a la ausencia de peleas, a la ausencia de enfrentamientos y a que se respire un ambiente – al menos aparentemente – tranquilo.
Pero la ausencia de enfrentamientos sin más en una sociedad como la nuestra, suele ocultar situaciones injustas, egoísmos y abusos. Está lejos – lejísimos – de la paz que vino a traernos Jesús, está lejos de la verdadera paz.
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