«Mujer, ¿por qué lloras?». Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré»

Evangelio del día 11 de abril de 2023 – Juan 20, 1 – 18

En aquel tiempo, estaba María fuera, junto al sepulcro, llorando. Mientras lloraba, se asomó al sepulcro y vio dos ángeles vestidos de blanco, sentados, uno a la cabecera y otro a los pies, donde había estado el cuerpo de Jesús. Ellos le preguntan: «Mujer, ¿por qué lloras?». Ella contesta: «Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto». Dicho esto, se vuelve y ve a Jesús, de pie, pero no sabía que era Jesús. Jesús le dice: «Mujer, ¿por qué lloras?». Ella, tomándolo por el hortelano, le contesta: «Señor, si tú te lo has llevado, dime dónde lo has puesto y yo lo recogeré». Jesús le dice: «¡María!». Ella se vuelve y le dice. «¡Rabbuní!», que significa: ¡Maestro!». Jesús le dice: «No me retengas, que todavía no he subido al Padre. Pero, ande, ve a mis hermanos y diles: “Subo al Padre mío y Padre vuestro, al Dios mío y Dios vuestro”». María la Magdalena fue y anunció a los discípulos: «He visto al Señor y ha dicho esto».

La imagen es de pexels en pixabay

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¿Por qué lloras?

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En nuestra vida se van alternando las etapas bonitas y las que no lo son tanto, los momentos de éxito y los de fracaso, las etapas de alegrías y las de tristezas.

Y todos nosotros, incluso los más felices, sufrimos cuando se presenta en nuestra vida el dolor en sus distintas formas: desamores, enfermedades, agobios, inseguridades, pobreza, traiciones o decepciones.

Y lloramos.

Pero si vivimos de una manera coherente con la Fe que decimos profesar, lo cierto es que serán muchas las lágrimas que nos ahorraremos.

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