
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción
Evangelio Lucas 2, 21 – 24
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción. Cuando se cumplieron los días de su purificación, según la ley de Moisés, lo llevaron a Jerusalén para presentarlo al Señor, de acuerdo con lo escrito en la ley del Señor: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor», y para entregar la oblación, como dice la ley del Señor: «un par de tórtolas o dos pichones».
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Llamados a la libertad

En la medida en la que se va avanzando en ese camino del amor se va teniendo la certeza de estar en la verdad y se va ganando libertad. Porque va guiando, cada vez más, el Espíritu. Y ese Espíritu inspira y facilita un criterio, una seguridad y una luz que están muy por encima de las normas, que de repente se quedan cortas. Cortísimas
Vivir desde la esperanza

La esperanza es ese estado en el que nos encontramos cuando confiamos en que nuestra causa – sea la que sea – se va a terminar resolviendo de manera favorable. Lleva consigo una mirada optimista por nuestra parte y suele ir acompañada de una suerte de emoción que nos recorre por dentro y que nos adelanta que el final será feliz.
El cristiano, además, suele esperar desde la Fe. Suele apoyar esa esperanza en una confianza plena en un Dios que, sobre todo, es Padre; un padre que todo lo puede, que nos quiere más de lo nunca pudimos siquiera imaginar y un padre que, igual que los padres de la tierra, está deseando ayudar, atender, cuidar, regalar y mimar a sus hijos
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