Evangelio Mateo 8, 28 – 34 «¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?»
Llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gadarenos. Desde los sepulcros dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino. Y le dijeron a gritos: «¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?». A cierta distancia, una gran piara de cerdos estaba paciendo. Los demonios le rogaron: «Si nos echas, mándanos a la piara». Jesús les dijo: «Id». Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo al mar y murieron en las aguas. Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados. Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.
La imagen es de Katrina_S en pixabay
Reflexiones relacionadas
El mal existe y hay quienes se sienten cómodos con él, lo promueven y lo impulsan. Y es importante que lo sepamos, aunque, por supuesto, sin dejarnos agobiar, ni asustar, ni achantar, ni amedrentar. Dándole, simplemente, su justo peso. Ni más. Ni menos. Sabedores de que Jesús venció al mal en cada ocasión en que lo enfrentó. Y sabedores, también, de que nunca seremos tentados más allá de lo que podamos soportar: “Dios es fiel, y él no permitirá que seáis tentados por encima de vuestras fuerzas” (1 Corintios, 10, 13)
Deja una respuesta