«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera» (Evangelio Mateo 11,28-30)
A lo largo de la vida todos pasamos etapas complicadas en las que parece que todo se nos desestabiliza y el agobio nos invade: enfermedades, deslealtades, desempleo, estrecheces económicas, … la lista podría ser bastante extensa.
Otras veces, somos nosotros mismos quienes nos generamos esa desazón de la nada, imaginando situaciones que no han ocurrido y que en la mayoría de los casos ni siquiera llegan a ocurrir nunca.
Otras muchas veces el cansancio y el agobio vienen de la sobrecarga de responsabilidades y obligaciones con las que vivimos. Algunas de ellas nos vienen impuestas y otras nos las buscamos, es verdad, pero lo cierto es que son muchas – muchísimas – las veces que tenemos la sensación de que «no llegamos a todo». Y esto nos lleva a hacer las cosas sin el tiempo y la dedicación que requerirían para poder ser hechas «con amor», que es a lo que veíamos que nos invita San Pablo. Y con conseguir llegar a todo, casi que ya nos conformamos.
La cosa es que, por unas u otras razones, la sensación de cansancio y agobio suele ser bastante frecuente en nuestras vidas.
Jesús nos propone un remedio para combatirla:
Jesús nos invita a que nos ocupemos de «las cosas de Dios», de nuestros prójimos – «tomad mi yugo sobre vosotros» – y a cambio Él se compromete a facilitarnos esa paz que tantas veces nos falta – «encontraréis descaso para vuestras almas» –
¿Y por qué encontraremos esa paz?, pues porque no es lo mismo ocuparnos de nuestras cosas y de las de los demás pensando que todo depende de nuestro trabajo, de nuestro esfuerzo o de nuestro dinero, que ocuparnos de esas mismas cosas con la seguridad de que nos cubren las espaldas Jesús y el Padre – que tanto nos quieren y todo lo pueden – dispuestos a poner lo que a nosotros nos falte.
Eso sí, para que esa paz llegue, hay que confiar de verdad, de verdad, de verdad.
Una vez puesta nuestra confianza en Jesús y en el Padre, la promesa no fallará: pasaremos a enfrentar las dificultades con serenidad.
Y en relación con la sobrecarga de quehaceres de nuestro día a día la promesa no fallará tampoco: nuestras capacidades parecerá que «se nos multiplican» y perderemos esa sensación de «conformarnos con poder llegar a todo» para pasar a poder incluso disfrutar de cada uno de esos quehaceres.
La imagen es de ulleo en pixabay
Nos inunda de paz este texto tan reconfortante y tan al alcance de todos. La Paz contigo, Marta, y un abrazo envuelto en agradecimiento!
Gracias, Marta.
Así es. Cuando decimos «Jesús en Vos confío «. Confiamos de verdad, de verdad, de verdad? O seguimos pensando que solo somos nosotros mismos el mástil que aguanta la gran carpa de este circo que es nuestra vida? Ese es el milagro de la fe. Confiar de verdad que EL guarda de nosotros y nuestras familias. Ayer leí en el saludo de WhatsApp de un amigo lo siguiente. «Ahora mismo tienes exactamente todo lo que necesitas. Ni más ni menos». Y así es. Gracias Marta.
Este texto de san Mateo no es fácil de interpretar, pues una primera lectura sugiere que para aliviarnos de nuestra carga necesitamos tomar una carga adicional, un yugo cuya carga se sumaría a la que ya tenemos. Por eso la interpretación que aquí se hace me parece magnífica, pues solo con ella el texto cobra su verdadero sentido. Por lo tanto, en mi opinión, esta interpretación es tan acertada como necesaria.
Marta, te felicito porque te estás convirtiendo en una verdadera maestra de hermeneutas.
«Y Yo os aliviare» Que alegría contar siempre con El.
Paz y Bien
Gracias Marta me he incorporado a tu bloc y ya me he puesto al día .Te agradezco mucho la luz que nos das con tus reflexiones
Gracias Marta por ser vehiculo al transmitirnos LA PAZ QUE NUESTRO ABBA SIEMPRE NOS QUIERE DAR
Lo has clavao!
INDIFERENTE DE LOS PROBLEMAS QUE TENEMOS -SEA ENFERMEDADES O GRAN PERDIDAS
–TENEMOS QUE CREER –QUE SE PUEDEN SOLUCIONAR.
UNA COSA ES DIOS–Y OTRA COSA EL OMBRE.
AUNQUE LEEMOS EL LIBRO DE LA MORAL
–NO LO EMOS PRACTICADO TODO,
POR ESTO DIOS SIEMPRE –TIENE QUE INTERVENIR-EN NUESTRA VIDA;
CREEMOS POR QUE SIEMPRE APARECEN PROBLEMAS(DEUDAS ..FALTA DE TRABAJO….)
EL OMBRE SE ESTA CARGANDO CON EL NADA….
PIENSA EN UNA VIDA QUE NO ES…..»LO QUE EL INVENTA»
DIOS QUE NOS LIBERE A TODOS DEL MAL–QUE VEAMOS QUE ES
ESTA VIDA EN REALIDAD.
AMEN!
17/05/22
12:14
Amar a Dios lo cambia todo.
Bendiciones