«Cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos»
Evangelio del día 16 de septiembre de 2023 – Lucas 6, 43 – 49
En aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos: «No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos. El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa del corazón lo habla la boca. ¿Por qué me llamáis “Señor, Señor”, y no hacéis lo que digo? Todo el que se viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificó una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida. El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó desplomándose, y fue grande la ruina de aquella casa».
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Por sus frutos los conoceréis

Dice un refrán español «Obras son amores que no buenas razones». Sabiduría popular que explica que cuando se quiere a una persona es necesario demostrárselo a través de las obras; porque son los actos los que demuestran si las palabras – en este caso palabras de amor – son ciertas o si, por el contrario, no lo son.
Edificar nuestra casa sobre roca

Es fácil que, viviendo en este mundo que nos rodea, pongamos nuestra confianza en las riquezas, nos distraigamos con el consumo y los placeres del mundo y vayamos cada uno a lo nuestro. Porque son los valores que se han impuesto en nuestra sociedad y de alguna representan comportamientos que nos parecen «los normales».
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