Evangelio Mateo 18, 15 – 20 – «Si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos»
Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano. En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos. Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».
La imagen es de congerdesign en pixabay
Reflexiones relacionadas
Dios es padre. Y como tal, le gusta que acudamos a Él para hacerle partícipe de nuestra vida. Para contarle de nuestras alegrías, nuestras penas, nuestras preocupaciones, nuestras inquietudes y para, simplemente, estar en su compañía. Es verdad que Él lo sabe todo de nosotros, conoce nuestros corazones, conoce nuestras limitaciones y conoce lo que necesitamos. Pero como padre le gusta que acudamos a Él, que nos consolemos con Él y que confiemos en Él. Y cuanto más partícipe le hacemos de nuestra vida, más activamente participa de ella
Jesús nos enseñó a tratar al Padre con confianza. Y así debemos hacerlo, seguros de que siendo Dios el Amor con mayúsculas, va a disfrutar enormemente de que queramos estar con Él y estará encantado de escucharnos, de consolarnos, de disfrutar con nosotros, de reírse con nosotros y de acompañarnos en el dolor también, cuando sea el caso
Deja una respuesta