Este post es un poco diferente de lo que normalmente leéis aquí. No soy Marta quien escribe sino Ana, su hija. Mi madre me ha cedido la reflexión de esta semana para compartiros cómo me ha transformado el viaje a Tierra Santa del que volví hace unos días.

Ha sido un viaje organizado por la universidad y ha sido una experiencia única, por haber tenido la oportunidad de ir con mis amigos y compañeros de clase. Mis expectativas estaban muy altas, pero lo que he vivido las ha superado con creces.

Desde hace un par de años, más o menos, he empezado a cultivar mi fe, la mía propia.

Mi entorno es religioso: lo es mi familia, lo son la mayoría de mis amigos, lo es el colegio al que fui y lo es también la universidad en la que estoy estudiando. Siempre he recibido una enseñanza religiosa y he crecido en un entorno de fe. Yo sentía que, de alguna manera, esa fe en realidad no era mía, sino que más bien era una fe heredada; una fe conformada por la educación recibida. Pero es la semilla que ha permitido que florezca ahora en mi una fe propia, que define lo que soy y lo que seré.

Tierra Santa me ha permitido cultivar esta fe, y lo ha hecho de diferentes formas.

Primero, porque es un lugar mágico, con un ambiente único y difícil de explicar. Es un lugar que aúna culturas diferentes y que pueden ser aparentemente inmiscibles. Pero va más allá. También une a los diferentes cristianos. Durante este viaje he visto ortodoxos, carismáticos y otros católicos. Todos rezando a Dios y cada uno haciéndolo a su manera. Ninguna de ellas incorrecta, todas diferentes y, a la vez, complementarias.

En segundo lugar, por los lugares que hemos visitado. Durante toda mi vida he escuchado y leído pasajes de la Biblia que hablaban del nacimiento, la vida pública y la Pasión de Jesús. Formaba parte de esa fe heredada creer e imaginarme los lugares en los que Jesús desarrolló su vida. Sin embargo, ahora he visto y paseado por esos lugares: el portal de Belén, Galilea, Jericó, el Monte de los Olivos y el Santo Sepulcro, entre otros. Me he sentido más cerca que nunca de todo aquello que había escuchado y leído; más cerca que nunca de Jesús y de María.

En tercer y último lugar, he trabajado mi fe cada día en las misas que oficiaba el Padre Nicolás. Hemos tenido el privilegio de escuchar misa en lugares increíblemente especiales, como la casa de María, el Monte de las Bienaventuranzas y dentro del mismísimo Santo Sepulcro.

Un sentimiento de conexión que no puede hacer otra cosa más que removerte y agrandarte el corazón, me ha hecho profundizar y reflexionar como nunca antes. Conectar conmigo de una forma nueva, conectar con los demás a un nivel más profundo y conectar con Dios de una forma mucho más cercana.

Es por todo esto que solo puedo dar gracias. Gracias, familia del Cielo, por regalarme el don de la fe; gracias por ayudarme a profundizar en ella cada día; gracias por esta oportunidad única de conexión con vosotros. Vuelvo a España siendo una versión mejorada, con una fe fortalecida y renovada. En definitiva, vuelvo a casa con un corazón más grande y con más amor que nunca.

Ahora es el momento de volver a la rutina, de volver a la vida real. Es momento de aprovechar esta cerilla encendida y prender con ella los diferentes aspectos de mi vida: la universidad, el trabajo y, sobre todo, mi relación con los demás. Es momento de ayudar más al prójimo y ser más sensible a su necesidad; de ver a Dios reflejado en quien tengo cerca. De amar más y mejor.

13 comentarios

  1. Felicidades Ana, eres un regalo del Cielo.
    Con un precioso don para transmitirnos tu experiencia en la Tierra de Nuestro Señor. Gracias.

  2. Tus reflexiones, querida Ana, me han recordado la gran vida interior de San Agustín, y cómo él nos mostró que los caminos de la intimidad son los más adecuados para encontrar las verdades de la Fe y para descubrir al Dios que se esconde en el corazón de cada hombre. Enhorabuena.

    1. ana muy bonito tu testimonio.me alegra que seas una mujer de fe.soy sobrino de tía Tere .yo tb conocí al señor hace varios años y puedo decir que mi gran tesoro en la vida es Jesús .un abrazo

  3. Querida Ana:
    ¡ Qué regalo leer tu testimonio!
    Muchas gracias por compartirlo con nosotros.
    Es una alegría encontrar jóvenes como tú comprometidos con su fe, y con ganas de construir y hacer Reino.
    Cuida el tesoro que has encontrado.
    Dios está contigo.

  4. Gracias Ana por compartir tus reflexiones, que leyéndolas me han animado a seguir cultivando y predicando la fe en lo ordinario de cada día, y ojalá también pueda algún día compartir esa experiencia

    1. ana muy bonito tu testimonio.me alegra que seas una mujer de fe.soy sobrino de tía Tere .yo tb conocí al señor hace varios años y puedo decir que mi gran tesoro en la vida es Jesús .un abrazo

  5. Hola Ana, lo único que se me ocurre decirte es ENHORABUENA , no sabes cuanto me alegro de tu vivencias, eres una valiente , todos los que sentimos amor, lo tenemos que sacar , no lo podemos dejar dentro .

  6. Enhorabuena, Ana, la fe heredada y la fe creada a partir de esa herencia.
    Somos lo que recibimos y lo que ha emisión con ello.

  7. Te felicito, Ana, por tu experiencia compartida. También visité Tierra Santa hace unos años y fue una experiencia única…. Respecto a la fe, a tu fe, es bueno buscarla. Para mí, es una búsqueda permanente. José Enrique Ruiz de Galarreta, jesuita ya fallecido (aún tiene mucho publicado en las redes) tiene un comentario muy acertado sobre la Evolución de la Fe. Sigue por el camino emprendido!! Un abrazo

  8. Muchas gracias Ana. Es estupendo y un regalo de Dios tener una vivencia como la tuya. Cada palabra nos lleva a la oración.

  9. Muchas gracias Ana por compartir tu reflexión con nosotros
    Yo también tuve la suerte de visitar Tierra Santa en dos ocasiones y siempre digo que allí hay que ir de peregrinación (no de viaje )para poder experimentar ese tipo de sensaciones
    Los padres procuramos dar a los hijos las mismas enseñanzas pero cada uno es libre de aceptarlas y cultivarlas o por el contrario aparcarlas y que poco a poco vayan desapareciendo
    Tu has trabajado en cuidar tu fé y Dios Padre te lo está haciendo saber ,me alegra mucho que la hija de mi amiga este en «el mejor de los caminos»dirigiendo su vida ,ENHORABUENA

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