«Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos»
Evangelio del día 29 de enero de 2023 – Mateo 5, 1 – 12
En aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo: «Bienaventurados los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la tierra. Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados. Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia. Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos.
Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».
La imagen es de Engin_Akyurt en pixabay
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La pobreza

La pobreza material es algo que ninguno deseamos ni para nosotros mismos ni para quienes queremos, porque lleva consigo muchas penalidades y sufrimientos. Desgraciadamente es una realidad que está ahí y son muchas las personas que la padecen, en unos casos durante alguna etapa de la vida y en otros casos durante la vida entera.
Podríamos reflexionar sobre cómo habitualmente somos los hombres los causantes de las injusticias y cómo intereses particulares e intereses macroeconómicos hacen que haya incluso países enteros condenados a vivir en la pobreza y a continuar en ella en los años venideros. Pero en esta ocasión quería reflexionar acerca de la relación entre la pobreza material y la espiritualidad a nivel individual.
Porque, afortunadamente, no todo lo que rodea la pobreza material es malo.
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