
Llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos
Evangelio Marcos 6, 7 – 13
Llamó Jesús a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y decía: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos». Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.
La imagen es de Engin_Akyurt en pixabay
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Así también os envío Yo

Habrá quienes sean llamados por Dios a la vida religiosa. Y harán muy bien en darle su “si quiero” y en dedicarle oficialmente su vida.
La mayoría de nosotros, por el contrario, a lo que seremos llamados será a la extensión del Evangelio desde nuestra vida cotidiana. ¿Esto cómo se hace?, ¿en qué se traduce?. En mi opinión, lo más importante es que llevemos una vida coherente con la fe que decimos profesar: que tratemos de vivir la vida ordinaria con un corazón extraordinario y que, de esta manera, seamos “la sal de la tierra” (Evangelio Mateo 5, 13).
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