«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores»

Evangelio Marcos 2, 13 – 17

Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba. Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice: «Sígueme». Se levantó y lo siguió. Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que lo seguían. Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos: «¿Por qué come con publicanos y pecadores?». Jesús lo oyó y les dijo: «No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores».

La imagen es de congerdesign en pixabay

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Misericordia quiero que no sacrificios

Me encanta ver cómo Jesús no se rodea precisamente de un grupo de “selectos”. Buena parte de sus más íntimos eran gente muy sencilla, pescadores de profesión. En el caso de Mateo, algo más ilustrado, tenía una profesión bastante desprestigiada. Y algunos del grupo contaban también con defectos importantes, bastante comunes por cierto entre muchos de nosotros

Y, sí, de estos “no selectos” se rodea Jesús. Con ellos convive, a ellos enseña y de su mano llevó el Cristianismo después a todo el mundo

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